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Por Albert Soto Vilches

El negacionismo en el contexto chileno supone una serie de consecuencias, entre las que es posible destacar, la invisibilización de las violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante la dictadura cívico-militar acontecida en Chile entre 1973 y 1990. Las bases sobre las que descansa este problema pueden ser descritas de los siguientes factores. Primero, las violaciones a los derechos humanos cometidas por la falta de legislación en la materia. Segundo, la relativización de los crímenes de lesa humanidad dada la actual reemergencia de posicionamientos nacionalistas en la política y la sociedad civil en Chile. Y tercero, la relativización sobre el asunto de las víctimas de la dictadura militar dada la justificación de las violaciones a los derechos humanos provenientes de los sectores de la sociedad en donde han reemergido algunas dimensiones nacionalistas en su discurso y acción (UDP, 2018).

Según se destaca en el informe Rettig (CCHDH, 1999), el tiempo comprendido por la dictadura fue un periodo de extrema atomización política, social y cultural, lo cual fue resultado de un intento deliberado por destruir las estructuras que daban vida a la democracia e institucionalidad nacional, y dio luz a una de las dictaduras más represivas del siglo XX. Para la realización de sus objetivos, la dictadura no solo cometió una gran cantidad de asesinatos y violaciones de todo tipo a los derechos humanos, sino que además estableció un régimen represivo que practicó impunemente el terrorismo de Estado y expulsó mediante el exilio a un gran número de personas (CCHDH, 1999).

El resultado de todo ello, fue un grave daño a la salud mental de la población, una distorsión completa de los valores que sustentan a la democracia y un claro ejemplo de que el poder se sobrepone a la moral y la justicia, todos aspectos sumamente complejos que han dificultado enormemente el proceso de la reconciliación. Pese a la vuelta de la democracia, se mantienen dentro de la memoria y las estructuras político-administrativas en Chile, a través de la impunidad, la autoamnistía y la falta de arrepentimiento (CCHDH, 1999).

Una muestra de ello es lo que arroja el Estudio Internacional de Educación Cívica y Formación Ciudadana ICCS (2016), el cual demuestra que el 57% de los estudiantes de Chile estaría de acuerdo con una dictadura en el país si esta pudiera asegurar el orden y la seguridad. A esto cabe agregar, que según la encuesta Cerc-Mori de septiembre del 2015, un 21% de la población chilena creía que los militares tuvieron razón en su accionar durante la dictadura cívico-militar en el país (Cerc-Mori, 2015).

Los principales efectos del problema de la emergencia de discursos negacionistas pueden manifestarse de las siguientes maneras, a saber, por una parte, el desigual acceso a la justicia y la impunidad de quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, desencadenando esto, a su vez, el incumplimiento de tratados internacionales en materia de derechos humanos y, en consecuencia, la falta de justicia para las víctimas y familias de las víctimas de crímenes de lesa humanidad cometidos durante el contexto dictatorial en Chile (UDP, 2018). Por otra parte, el negacionismo también está asociado a la desvaloración de la democracia como modelo político que otorga principios de tolerancia, respeto y participación sin distinciones en una sociedad plural (UDP, 2018) provocando esto, a su vez, la justificación de las violaciones a los derechos humanos, lo que podría tener implicancias explicitas en el horizonte del “nunca más” en Chile.

En síntesis, el negacionismo implicaría el riesgo siempre presente de recaer en la polarización política acontecida antes y durante el contexto dictatorial chileno, riesgo que hoy se vuelve a hacer presente no solo por todos los hechos acontecidos en la última semana vinculados a explicitas violaciones a los derechos humanos en Chile, sino que también, por el surgimiento de voces negacionistas que relativizan la gravedad de los crímenes cometidos por la dictadura y de la actual situación que se vive en el país. Esto, junto a la aparición de figuras políticas cuyo pasado las inscribe dentro del sector de quienes reivindicaban como algo necesario la intervención de las fuerzas armadas y que hoy, debido al fortalecimiento de los sentimientos nacionalistas que acompañan a la globalización, vuelven a tener un importante capital político en la esfera de discusión pública.

Fuentes consultadas:

*Agencia Calidad de Educación (ICCS). (2016). Estudio Internacional de Educación Cívica. Presentación de Resultados.

*Centro de Derechos Humanos Universidad Diego Portales. (2018). Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2018. Cap. Capítulo: “Negacionismo en la era de la postverdad: Verdad, Justicia y Memoria en Chile, a dos décadas del ‘Caso Pinochet’”. Universidad Diego Portales, Santiago.

*Comisión Chilena de Derechos Humanos. (1999). Nunca más en Chile. Síntesis corregida y actualizada del informe Rettig. Santiago: Lom ediciones.

*Encuesta CERC-MORI. (2015). Imagen del pinochetismo, Barómetro de la Política CERC-MORI Julio 2015.

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