Nosotros, los actores religiosos y de la sociedad civil trabajando en el campo de los derechos humanos, y quienes nos reunimos en Beirut entre el 28 y el 29 de marzo de 2017, expresamos la profunda convicción de que nuestras respectivas religiones y creencias asumen un compromiso común por defender la dignidad y la igualdad de valor de todos los seres humanos. Los valores humanos compartidos y la igualdad de dignidad son raíces comunes de nuestras culturas. La fe y los derechos, por lo tanto, deben ser esferas que se refuercen mutuamente. La expresión individual y comunitaria de religiones o creencias prospera y florece en entornos donde los derechos humanos, basados en la igualdad de valor de todas las personas, son protegidos. Del mismo modo, los derechos humanos pueden beneficiarse de unos fundamentos éticos y espirituales profundamente arraigados que proporcionan las religiones o creencias.
La presente declaración sobre «Fe por los derechos» llega a personas pertenecientes a religiones y creencias en todo el mundo, con miras a fortalecer sociedades cohesionadas, pacíficas y respetuosas sobre la base de una plataforma común orientada a la acción acordada por todos los interesados y abierto a todos los actores que comparten sus objetivos. Valoramos que nuestra declaración, como su precedente fundador, el Plan de Acción Rabat, haya sido concebida y realizada bajo los auspicios y con el apoyo de las Naciones Unidas, que representa a todos los pueblos del mundo, y enriquecida por los derechos humanos de la ONU, bajo mecanismos tales como Relatores Especiales y miembros de los órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos.